miércoles, 12 de julio de 2017

Hagamos hummus, no la guerra

Fijense que amo la sociología culinaria, todo este entramaje de como socializamos a través de la comida... Y no sólo hablo de cuando estamos compartiendo los alimentos en la mesa sino los ingredientes que la componen: de dónde son originarios, cómo llegaron a nuestro país, quién los producía y quién los preparaba, si tenían alguna simbología o significado especial, etc.
Dicho lo cual, este video (corto, no se espanten) habla del hummus, que es una deliciosa pasta aterciopelada hecha con garbanzos, aceitito de oliva y un poco de jugo de limón, puede estar más espeso o más diluido dependiendo del gusto y tradición de quién lo prepara.
Pero el chiste es que el video propone que hagamos hummus y no la guerra... Es un platillo muy difundido en la zona de Líbano pero se lo pelean también Palestina e Israel... Y dados los conflictos armados que hay en esa zona pareciera buena idea preparar hummus en lugar de armas.
A ver si pegué bien el vínculo... Haremos hummus un día de estos... Por lo pronto miren este video
Make Hummus Not War https://youtu.be/yITOS8jrgbc

Y lo prometido es deuda, les comenté que en algún momento haríamos hummus y ese día llegó. En varias recetas vi que, además del garbanzo, le ponían tahini (pasta hecha con ajonjolí, tostado o natural y un líquido que puede ser aceite o agua). En cocina puede ser que el orden de los factores altere el producto... o no, así que se me ocurrió, en lugar de hacer el tahini aparte y luego integrarlo, mezclarlo todo junto.
Estos son los garbanzos que compré, los dejé remojando en agua un día antes, tiré esa agua y los puse a cocer por 1 hora aproximadamente, hasta que estuvieron suaves, y el olor que emanan en ese punto es diferente, rico!!!
Mientras tanto, puse dos cucharadas soperas copeteadas de ajonjolí en un sartén a fuego medio, si el sartén está demasiado caliente las semillitas van a empezar a brincar. Hay que moverlas constantemente para que no se quemen y amarguen, sólo cambian ligeramente su color.
Dejé enfriar tanto los garbanzos como el ajonjolí y los puse en la licuadora, agregué el jugo de un limón, use la variedad sin semilla que son grandes, pueden ponerle menos o ir agregándolo poco a poco dependiendo que tanto toque de acidez quieran.
Agregué un chorro de aceite de oliva extra virgen, no mucho, solo un chorro y el agua de cocción de los garbanzos, comiencen cubriéndolos y licuenlos, vayan agregando más agua de cocción conforme la molienda lo vaya necesitando. Agreguen sal.
Para la presentación le puse aceite de oliva y un poco de pimienta de cayena... Quedó delicioso!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario